jueves, 5 de noviembre de 2009

Nuestros nombres


Estábamos allí para salvar el mundo. Nunca lo decíamos, pero nos sabíamos dueños del destino del mundo. Allí, en aquella porción de espacio y tiempo, cualquier decisión que tomáramos tenía consecuencias inimaginables en el planeta.


Habíamos llegado desde el vacío y al abrir los ojos nuestras pupilas se contrajeron y vimos restos de lo que una vez fuimos echando humo.


Después intentamos no matarnos hasta que escondimos todas las armas allá donde no las pudiera encontrar nadie.


Fueron tiempos difíciles, todos tenemos un pasado; somos esclavos de nuestros actos. Pero pronto nos dimos cuenta que aquí no importaba: podríamos ser lo que quisiéramos, creo que tú también lo sabías. Nos cambiamos los nombres , empezamos fingiendo pero poco a poco nos dimos cuenta que no estábamos fingiendo y que esos nuevos nombres, eran quizás, los verdaderos .










Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.

1 comentario:

  1. Yo te decía que la isla no era más que un agujero de gusano, una especie de tierra de nadie psico-cognitiva. Nos llamaba y la llamábamos para (re)conocernos y aprender el uno del otro.

    Cuando lo dejas todo atrás, menos a ti mismo, los apegos poco a poco desaparecen adheridos a las viejas capas de cebolla. Pero no es un “reset” es un “play”. Lo que suena es lo que siempre ha sido y hemos olvidado.

    Después de un tiempo, tras superar la etapa difícil, en la que casi nos matamos (¿quién eras tú para mostrarme ese espejo?), yo aprendí que era fuerte y tú a no huir.

    Dejarse llevar sonaba demasiado bien...

    Cada vez que sentía frio cantaba:

    "quiero que estes aqui
    quiero tenerte dando vueltas
    a mi lado todo el tiempo
    en nueve orbitas concentricas y yo estar en el centro
    si no es mucho pedir
    pero es lo menos que merezco"

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